Yoga puede ser una bonita oportunidad para aprender este misterioso lenguaje simbólico y onírico, porque comienza por restarle atención a los excesivos estímulos del mundo exterior, para atender los propios estímulos internos, y así es como la persona aprende a incorporar a su día a día cotidiano más herramientas para escucharse y autorregularse.

De modo que, no necesitamos ser súper humanos, ni grandes gurús,  ni vestirnos de ninguna forma o color, ni adororar a ningún maestro, ni pertenecer o no a alguna religión o doctrina… la Filosofía del Yoga es milenaria y es para todo aquel, que se sienta interesado y quiera aprender Yoga, para convertirse en el  maestro de su propia vida y autorrealización. Es un camino personal y de liberación. El arte del Yoga tiene que ver con la meditación, entender cómo a través de la respiración podemos calmar la mente y aprender a manejarla a nuestro favor, y que no sea ella quien conspirare de forma desbocada en tu contra. Autodisciplina, motivación, compromiso con uno mismo son fundamentales desde una mirada de AUTONOMÍA para incorporar nuevos hábitos que nos ayuden a aquietar la bulliciosa mente y así poner orden y limpieza psíquica, modificando viejos patrones o hábitos de pensamiento nocivos.

Pero recordemos, que es todo un proceso y el viaje es personal… soltando el apego al resultado, para que sea sano, honesto con uno mismo, y no neurótico o alejado de la esencia. El sentido es, sentirse bien y en paz con uno mismo y el entorno.